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El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) o sin (TDA) está compuesto por tres subtipos: Predominantemente inatento, predominantemente hiperactivo-impulsivo o combinado (presenta tanto déficit de atención como hiperactividad e impulsividad).
El tipo predominantemente inatento o comúnmente llamado Trastorno por Déficit de Atención (TDA) se identifica por la falta de atención y concentración, así como también por un comportamiento de distracción . A estos niños a menudo se les malinterpreta como perezosos, desmotivados e irresponsables. Ellos representan aproximadamente el 30% de todos los individuos que padecen del TDAH.
En la actualidad hay dos términos para el trastorno TDAH: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y Trastorno hipercinético. El cuadro se caracteriza por tres grupos fundamentales de síntomas: hiperactividad, déficit de atención e impulsividad. Esta sintomatología se acompaña, en la mayoría de las ocasiones, de síntomas de otras esferas psicopatológicas: comportamentales, afectivas, académicas, físicas, así como déficits en rendimientos neurocognitivos: función ejecutiva, memoria, visopercepción, etc. Siendo difícil delimitar el La existencia real de cuadros comórbidos asociados y matizando los mismos, si las hay, la evolución, el pronóstico y la eficacia terapéutica.
Dos grupos de edad merecen ser considerados de riesgo en TDAH por características diferentes: los preescolares y adolescentes. En el grupo de preescolares (<6 años) partimos con dificultades importantes en la propia delimitación psicopatológica. El otro grupo es el de los adolescentes. En estas edades, síntomas como la hiperactividad disminuyen, pero otras se mantienen, como los déficits de atención, dificultando claramente sus rendimientos académicos. La evolución del cuadro y su alta comorbilidad con los trastornos Disocial y negativista desafiante hacen que en estas edades se disparen los síntomas comportamentales.
En esta consulta realizamos el diagnóstico diferencial, y la evaluación de otros trastornos o problemas que se hayan asociado al TDAH. Hacemos la evaluación y diagnóstico del TDAH mediante la exploración neuropsicológica.
Para más información sobre el tratamiento del TDA y el TDAH en niños y adolescentes:
Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. NLM/NIH
Se trata de una alteración del desarrollo del cerebro (neurodesarrollo) de base genética. Según diferentes estudios la genética en el TDAH explica el 80% de la causalidad mientras que el 20% restante se explicaría por otros factores como son:
Algunas personas creen que el azúcar refinado causa el TDAH. Pero la mayoría de las investigaciones no apoyan la idea de que el azúcar cause el TDAH.
No existe ninguna prueba que pueda indicar si su hijo tiene TDAH. Por este motivo, si usted cree que puede tener TDAH es importante que sea evaluado por un especialista en salud mental que tenga experiencia en el diagnóstico de TDAH para que establezca el diagnóstico.
Los síntomas del TDAH pueden estar presentes de forma clara y evidente desde antes de los 6-7 años, si bien antes de esta edad es difícil establecer el diagnóstico de TDAH, dado que la capacidad de atención está poco desarrollada también en los niños sin TDAH. En esta edad, el niño con TDAH presenta una incapacidad para sostener la atención en la práctica totalidad de las actividades, y es en el colegio donde se hace más evidente al poder compararlo con el resto de niños de su misma edad. Así, el niño con TDAH muestra un comportamiento sumamente hiperactivo en el aula, se levanta con frecuencia de la silla, no termina las tareas, molesta a los compañeros, habla cuando debe permanecer callado, presenta episodios de ira o rabietas y otros comportamientos impulsivos.
Como consecuencia de estos síntomas el rendimiento académico se ve afectado y sus resultados empiezan a empeorar. Esto es uno de los primeros impactos que tiene el TDAH en el niño, lo que provoca que se vea afectada su autoestima y pueden aparecer los primeros problemas en la socialización. Por otra parte, los comportamientos impulsivos del niño con TDAH conllevan también dificultades en la socialización al ser rechazado por los compañeros.
En ocasiones puede ser difícil diagnosticar a un niño con TDAH ya que los síntomas pueden parecerse a otros problemas. Por ejemplo, un niño puede parecer tranquilo y tener un buen comportamiento, pero en realidad le es difícil prestar atención y se distrae con frecuencia lo que le provoca una gran dificultad para el aprendizaje. O puede que un niño se porte mal en la escuela, pero los maestros no se den cuenta que la causa es que el niño tiene TDAH.
Si su hijo tiene problemas de comportamiento en la escuela o en su casa desde hace tiempo, consulte con un especialista en TDAH.
El TDAH tiene muchos síntomas. Al principio algunos síntomas pueden parecer comportamientos normales de un niño, pero el TDAH los empeora y hace que ocurran con mayor frecuencia.
Los niños que tienen TDAH pueden:
Ser adolescente no siempre es fácil. Los adolescentes que tienen TDAH pueden pasar malos momentos. La escuela puede ser difícil y algunos adolescentes pueden tomar demasiados riesgos o romper reglas. Muchos adolescentes con TDAH han llegado a la educación secundaria con unos resultados académicos aceptables gracias a un esfuerzo muy importante tanto del paciente como de su familia que ha compensado las dificultades que conlleva el TDAH, supervisando, organizando, planificando y focalizando las actividades del paciente desde el exterior. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, este suele rechazar la supervisión parental y por tanto los resultados empeoran bruscamente. Simultáneamente, el adolescente con TDAH se va involucrando en actividades de riesgo. Pero, al igual que los niños que tienen TDAH, los adolescentes pueden mejorar con tratamiento.
Muchos adultos tienen TDAH y no lo saben. Al igual que el TDAH en los niños y adolescentes, el TDAH en los adultos puede dificultarles la vida. El TDAH puede hacer que a los adultos les sea difícil sentirse organizados, conservar un empleo, o llegar al trabajo a tiempo. Las actividades cotidianas, como levantarse por la mañana, prepararse para salir de la casa para el trabajo a tiempo y lograr ser productivos en el empleo, pueden ser particularmente difíciles para los adultos que tienen TDAH, pero que no han sido diagnosticados. Es posible que tengan antecedentes de problemas académicos y laborales, así como tener relaciones personales difíciles o fracasadas. Muchos han tenido algunos accidentes de tráfico. Al igual que los adolescentes, los adultos con TDAH pueden parecer intranquilos o inquietos. Es posible que traten de hacer varias cosas a la vez, en la mayoría de los casos, sin éxito. También tienden a preferir “las soluciones fáciles”, en lugar de hacer lo necesario para lograr mayores recompensas.
Es posible que el TDAH no se diagnostique sino hasta la edad adulta. Esto suele ocurrir porque los maestros o los miembros de la familia no lo reconocieron a una edad temprana, la persona tuvo una forma leve del trastorno o porque tenía un ambiente familiar bien estructurado que compensó los síntomas del TDAH. Otro factor que tiene un efecto protector en la evolución del TDAH es la inteligencia. Un niño o adolescente con TDAH y un buen nivel de inteligencia puede compensar gracias a esta las dificultades que conlleva su TDAH y alcanzar unos resultados aceptables, aunque siempre por debajo de lo que sería esperable por su nivel de inteligencia. Sin embargo, es común que los adultos jóvenes con TDAH sin diagnosticar enfrenten problemas académicos en la universidad como consecuencia del incremento de exigencia que supone la educación superior.
El TDAH en adultos se puede diagnosticar y tratar. Para algunos adultos, descubrir que tienen TDAH puede ser un gran alivio. El poder relacionar y conectar el TDAH con problemas antiguos ayuda a los adultos a entender en qué pueden mejorar. Si es adulto y cree tener síntomas de TDAH, consulte con un psiquiatra especialista.
Si se deja sin tratar, el TDAH en un adulto puede ocasionar problemas graves con relación a la educación, las situaciones y relaciones sociales y familiares, el empleo, la autoestima y la salud emocional. Nunca es demasiado tarde para reconocer, diagnosticar y tratar este trastorno y cualquier otro trastorno de salud mental que a menudo concurre simultáneamente. Un tratamiento eficaz puede mejorar la vida de muchos adultos y sus familias.
Las personas que tienen TDAH pueden mejorar con tratamiento, pero hoy por hoy no hay cura para esta patología. El tratamiento recomendado para el TDAH en la mayoría de individuos es mixto, farmacológico y psicoterapéutico.
Existen varios medicamentos que pueden ayudar. Los tipos más comunes se llaman estimulantes, siendo el metilfenidato el tratamiento que ha demostrado mayor eficacia y seguridad. Los medicamentos ayudan a los niños a mantener la atención, concentrarse, aprender, y por tanto, todo esto les lleva a estar tranquilos. No debemos pensar que el tratamiento con metilfenidato es un tranquilizante para los niños. En realidad, es lo contrario, como su propio nombre indica, el metilfenidato estimula al niño, pero al mejorar su atención y concentración hace que el niño pueda estar tranquilo realizando una tarea y por tanto se siente más tranquilo y centrado.
Igualmente existen distintas clases de terapia. La psicoterapia cognitivo-conductual es la que mejor aborda las alteraciones de conducta. Esta terapia puede ayudar a enseñar a los niños a controlar su comportamiento para que puedan desempeñarse mejor en la escuela y su casa. La psicoterapia terapia cognitivo-conductual puede ayudar a un adulto con este trastorno a reconocer mejor su déficit de atención y de concentración y le puede dar las aptitudes necesarias para mejorar su organización y eficacia en las tareas diarias. También permite abordar los sentimientos de poca autoestima que pueden tener los adultos con TDAH y les ayuda a tener confianza y a controlar los patrones de comportamiento impulsivo y arriesgado. Un psicoterapeuta también pueden ayudar a un adulto con este trastorno a aprender a organizar su vida y a dividir las tareas grandes en pasos más pequeños y manejables.